sábado, 2 de marzo de 2013

Unplugged

En diciembre fuí a hacer unos trámites a Colonia,  me tomé el buquebus de mañana tempranito, con mi mochilita y libro a cuestas. Era un hermoso día, de esos fresquitos con sol, hice lo que tenía que hacer, fui al río, me quedé en patas... 
ah que lindo después de un largo año quedarse por un rato en patas en la arena,
 paseé por Colonia, comí, me senté a hacer nada, una banda tocaba en la plaza y yo escuchaba de lejos.
 Y cuando se hizo la hora tomé el buquebus de vuelta. Me sentí libre, así como si hubiese tomado una bocanada de aire fresco, sentí que podía hacer cualquier cosa ese día, y lo disfruté un montón.



El viernes pasado hice algo parecido, tenía la siesta libre y fui al puerto de frutos, no había mucha gente, paseé, miré, me compré un sandwich y lo comí mirando el río. Placer total.




Descubro que un día de esos cada tanto me hace muy bien, día de desenchufe, sola, libre:
naturaleza, mochila y yo.

2 comentarios:

  1. ayyy Colonia es mágica. Y Tigre... te lo digo en unos días ;)

    ResponderEliminar
  2. Que lindo! es verdad, uno deberia tomarse cada tanto un ndia, solo para uno y para DESENCHUFARSE.

    ResponderEliminar