martes, 17 de julio de 2012

The flequillo affair.

Cuando era chica moría por usar flequillo y mi mamá no me dejaba porque decía que tenía linda frente.
Tanto, pero tanto quería un flequillo que un día en el colegio, con tijerita de cartuchera y amiga cómplice me lo corte en el espejo del baño. Para que me mi mamá no me rete antes de salir del colegio me ponía vinchita o hebillita y chau.
Pero en el primer fin de semana de su existencia, el flequillo no se comportaba y se caía y yo no quería que me reten... entonces no tuve mejor idea que eliminar el flequillo.
En mi mente de 8 años eliminarlo era cortármelo de raíz...  Se imaginan? no solo me retaron sinó que anduve con una peladita en la frente por varias semanas.

Años mas tarde... no supero el trauma del flequillo y todos los inviernos me obnubilo y creo que el flequillo es divino, me va a quedar como a Anne Hataway en el Diablo viste a la moda, me lo voy a cuidar, secar, peinar y no tocar para que no se engrase... rompo tanto las pelotas hasta que me lo corto, claro: es fácil plin plun y listo, ni peluquero necesito.

Al tercer día, me canso de secarlo, peinarlo, me lo acomodo a cada rato y me queda feo y grasoso y no me parezco ni pizca a Anne... claro no tiene solo flequillo, tiene esa cara y esa piel.

Conclusión a la semana quiero que crezca... pero esa es otra historia, ahora no es tan plin plun... ahora hay que tenerle paciencia. Shit!

A que no saben en que etapa estoy?