lunes, 14 de enero de 2013

Cuando las papas queman.

Ahora es momento de mantener firmes los propósitos de año nuevo.

Es fácil largarlos como quien no quiere la cosa, semi-en-pedo, con el año recién estrenadito.

Pero llega enero, y no te fuiste de vacaciones, no estás en ojotas con tus deditos hermosos pintados color coral en alguna linda playita por ahi.

No, estás acá tratando de organizar una mudanza, chica, pero mudanza al fin, lidiando con el auto que pierde aceite, los trámites de hace mil año que no se quien no los hizo, conseguir un albañil y un electricista y resulta que ellos sí están en ojotas en alguna playa por ahi, no se si con deditos color coral, pero andan por ahí de vacaciones. 
Y yo tengo que lijar, pintar, subir, bajar, cargar y descargar, controlar el aceite y bla, bla, bla.

Pero claro me acuerdo de mis propósitos y, como son válidos y están bien puestos apuntan a esto: cuando las papas queman hay que OCUPARSE, no preocuparse, ni angustiarse, ni que me arda el estómago ni que se me caiga el pelo. 

Vamos a ver como sale esto...